Si hay una saga literaria que haya marcado mi infancia esa es la de Pesadillas. Con una gran cantidad de publicaciones a sus espaldas, R.L. Stine se abría un hueco en las estanterías de millones de niños. Ahora bien, en el mundo del celuloide nunca llegó a triunfar, y es que su serie televisiva no le llegaba ni a la suela de los zapatos. Ahora llegaba una nueva oportunidad a la gran pantalla, lástima que se quede en eso, oportunidad. 

En esta ocasión no estamos ante una adaptación más de las cientos que se podían hacer. Sin duda es el primer y principal punto a favor del largometraje, recoger todas esas historias para crear una nueva aventura independiente. Siguiendo este esquema hay que decir que el clima que envuelve a la saga no se pierde, un riesgo que consiguen esquivar. Pero podría decirse que hasta aquí llega su parte positiva. 
Desde el comienzo ya te han introducido más clichés que cualquier otra cinta actual que recuerde. Los personajes están demasiado estereotipados, así como los problemas sociales que les envuelven. No hay nada nuevo, pero lo que es peor, lo que hay no está ni bien contado.


Tal vez no llegue a aburrir en ningún momento gracias al dinamismo con el que cuenta el filme. Desde el primer monstruo es un no parar que llevará a los protagonistas por una odisea que concluye como toda historia infantil debe concluir. Pero esto no es ni de cerca suficiente para ganarse a una audiencia cada vez más exigente.
Mientras pasaban los minutos, no podía evitar que se me viniera a la memoria Jumanji, una película infantil que, con lo que esto conlleva, sabe llegar a todo el mundo. Porque volvemos a distinguir entre literatura y cine, si bien la primera goza con la ventaja de poder dirigirse a niños exclusivamente, la segunda es bien sabido que tiene que aspirar a más. No es cuestión de hacer Pesadillas en el cine, es cuestión de contar una buena historia en sí. Ni siquiera mi añorado Slappy consigue rescatar la película.

No, no es lo peor que voy a ver este año, y cualquier niño de 6 años va a pasárselo bien en el cine. Pero cuando el cine infantil está plagado de productoras como Pixar que no solo hacen entretenimiento sino cine de verdad, no me creo que se haya perdido esta oportunidad para rescatar esta saga que tantos nostálgicos puede llevar a las salas. Pero bueno, espero que esto inspire a algún directivo de Hollywood y tire a la basura el remake que se está preparando de Gremlins, porque si esta es la fórmula a seguir, es que el mundo está peor de lo que pensaba.



Borja Tamayo Martínez

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