Estamos acostumbrados a que un cineasta afirme que ha llevado a cabo una exhaustiva labor de investigación a la hora de elaborar su última película bélica o de época, pero, ¿qué pasa cuándo esta investigación va enfocada a filias sexuales bizarras? Paco León se encarga de traernos el resultado; una comedia divertidísima brillantemente filmada. Da igual que sean películas protagonizadas por Carmina, su madre, que encargos en el más estricto sentido de la expresión. Paco León lo ha demostrado, la comedia es su campo, es capaz de llevar cualquier cosa a su terreno y conseguir un resultado brillantísimo.

Kiki nos cuenta la cinco historias protagonizadas por personas atraídas por cosas sumamente particulares: atracos, tejidos, lágrimas... forzadas, tanto ellas como sus parejas, a aceptarlo a fin de que su relación pueda prosperar.

Estas cinco historias se intercalan unas con otras como si de cinco cortometrajes de alrededor de veinte minutos se tratasen. Cinco productos que, quizás no tendrían validez como productos independientes, pero que actúan como engranajes perfectos de esta fresquísima película.


Es posible que la vigencia de esta película tenga fecha de caducidad, ya no por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Es hipster/kitsch a rabiar tanto en estética como en el tratamiento de la imagen o la dirección. Esto no es un pero en absoluto, simplemente el apunte de que ha sabido llegar en el momento justo, algo que se reflejará tanto en crítica, como en público. Tomemos ejemplo, rompamos tabúes y disfrutemos de la vida.


Manuel Azaña González

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