The Neon Demon da comienzo con una hipnótica secuencia en la que podemos ver a nuestra protagonista degollada sobre un sofá en medio de un shooting. Sutil metáfora del mundo de la moda que va a retratarse a continuación, un mundo en el que tu vida vale tanto como encajes en los cánones, en el que la belleza se exprime hasta que ya no queda nada y las aspirantes se devoran entre ellas.

Elle fanning es la encargada de dar vida a Jesse, una joven de 16 años que llega a Nueva York cargada de inocencia dispuesta a triunfar en este mundo enfermo. La evolución de su personaje es un reflejo del ciclo de vida al que puedes aspirar aquí; los depredadores de los que hablábamos en primer lugar, se revelan ya en la segunda secuencia del filme y esa inocencia que mencionábamos al principio es arrebatada tan pronto como se le envía a una primera sesión de fotos. 

Las depredadoras no tardan en notar la amenaza de la recién llegada, mostrando desde el primer momento las ganas de devorarla a fin de poder mantener sus privilegios y obtener los suyos. Aquí es donde el filme va un paso más lejos, dejando de lado la simple crítica al mundo de la moda y convirtiéndose en una suerte de elegante largometraje experimental que deriva al mundo del caníbalismo como metáfora de todo lo anterior.


Si bien toda la película es digna de ser analizada frame a frame, es digna de mención la ultraviolenta secuencia del final, que sirve como broche perfecto para resumir todo lo narrado a lo largo del filme. Puede estar sujeta a varias interpretaciones, sí, pero lo que es seguro es que cada plano se grabará en la retina del espectador para no salir de ahí en un largo periodo de tiempo. Tirando de tópicos, no dejará a nadie indiferente.

Nicolas Winding-Refn firma una película de autor que, lejos de abandonar el polémico estilo que ya tocase en Only God Forgives, le reafirma como uno de los directores de cine de género de referencia a nivel mundial. Capaz de dotar cada plano de sus largometrajes con una personalidad incontestable. Podéis odiarle o amarle, pero lo que no puede negarse es que es alguien único. Esperando con ansias sus futuros proyectos.


Manuel Azaña González

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