Si hay algo que me ha tocado las narices a lo largo de esta serie es el hecho de que durante muchos episodios no pasa absolutamente nada y el final es un cliffhanger con el único objetivo de asegurarse la audiencia una semana después. Esto empezó con esa maldita granja y continuó los siguientes años. Sin embargo ya durante la quinta temporada se podía apreciar un aumento en la calidad de la serie y cuando llegó la sexta encontré al fin la recompensa de haberme comido cuatro años de decepciones. Así que sí, el mayor cliffhanger de la serie me pareció perfecto. Una presentación impresionante de un villano con mucho que hacer en una serie en remontada.

Rick y sus compañeros no sabían a lo que se enfrentaban. La banda de psicópatas que lidera Negan consiguió rodearles y dejarles indefensos mientras este daba a conocer a Lucille, su bate de baseball, a la audiencia. Con un plano subjetivo supimos que alguien, más o menos importante, iba a tener un problemilla craneal. Tras los meses de espera la respuesta llegó. Abraham había sido esa víctima. Con un "suck my nutts" este personaje se despedía de todos nosotros; y es que ya tocaba, toda posible evolución del mismo estaba realizada correctamente. No dolía su marcha. Pero es que no lo dejaron ahí. Cuando lo peor parecía haber pasado, Daryl decide levantarse y darle un puñetazo a Negan (todos se lo habríamos dado), así que tuvimos un 2x1. Haciendo un honor gráfico a los cómics, Lucille impacta contra la cabeza de Glenn y fija su ojo en Maggie. No hubo un cambio de plano, fuera de campo o delicadezas, fue tal y como debía de ser. Una muerte cruda para uno de los cinco originales de la serie.

Pero es que como en su season finale el episodio fue un constante crescendo que ya partía bastante alto. Había que romper a Rick emocionalmente y Negan lo consigue no solo con nuestro protagonista sino con la propia audiencia. El hecho de conocer las esperadas muertes no fue lo único de interés en este episodio. Ver como pasa de un "voy a matarte" a llorar desconsolado a sus pies es impresionante, está totalmente argumentado y podemos empatizar (algo que no me pasaba desde hacía mucho en TWD) de una manera magistral. El clímax con el hacha es de las secuencias más auténticas en toda la serie y su anticlímax final estoy seguro de que sacó más de una lágrima entre la audiencia. 


Seguramente sea uno de los mejores episodios en toda la saga. La angustia que sufrimos es proporcional a los sucesos que se están narrando. La historia ante la que estamos es, probablemente, la más estresante y menos predecible que hemos visto hasta el momento. Mucho queda por contar, que si Ezequiel, que si un tigre, pero siempre y cuando sepan mantener el nivel que han establecido con la season premiere podremos pasarlo como niños. Porque The walking dead ha vuelto, lo ha hecho con fuerza y sin duda viene a demostrar que puede ser la serie que su descomunal audiencia exige que sea.

Borja Tamayo Martínez

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