Vayas donde vayas siempre encontrarás detractores de Woody Allen, pero bueno, también los encontrarás de David Fincher, así que no hace falta entrar en el criterio popular para argumentar la genialidad de este actor/guionista/director. Hace ya más de 20 años que nos lleva regalando un film anual, algo que sin duda es digno de remarcar. Porque sí, habrá algunas mejores y otras peores, pero sin duda siempre hay algo que destacar en cada una de ellas. Pronto se expandió la noticia de que iba a dar el salto a la "televisión" y por fin llegó su serie de 6 episodios producida por Amazon y protagonizada por nada menos que Miley Cyrus. 

Si llevas tanto tiempo en el negocio del cine con un estilo tan definido, el cambio al formato de la pequeña pantalla es un reto a superar. Algo que no ha conseguido solventar "legalmente". Y es que gracias a la íntegra emisión de la temporada en el mismo día, Allen se ha saltado las normas establecidas que existen en un producto seriado. Los episodios no funcionan como unidades sueltas que forman parte de un conjunto, no, simplemente es una película de dos horas partida en seis fragmentos. Tenemos el primer, segundo y tercer acto en un orden riguroso que no se preocupa de satisfacer las necesidades de los episodios en su forma individual. Esto no es hacer televisión, es maquillar un formato para etiquetarlo con otro nombre. 


Las primeras obras de este director nos ofrecen temas variados. Poco tiene que ver Bananas con El dormilón, exceptuando claro ese personaje neurótico que ha ido cambiando de caras desde el envejecer de Allen. No obstante, con el paso del tiempo se han ido repitiendo ciertos formatos que en sus evidentes variantes si que comparten un fondo común. Infidelidades, tesis religiosas, parodias del sistema, personajes extravagantes... Todo eso se repite en sus filmes y aquí no iba a ser distinto. Pero por mucho que eso sea así, no quiere decir que no nos aporte cosas nuevas o que hay dejado de funcionar. Match Point es buena y original para lo que era su filmografía hasta el momento, pero eso no quita que Irrational Man se merece un hueco distinguido en la cartelera. 
En Crisis in six scenes vemos todos los tópicos de Woody Allen volviendo a la década de los 60s, época en la que demuestra moverse como pez en el agua. Todos los elementos son presentados para ir cogiendo fuerza con el desarrollo de la serie, jugando con la especial narrativa de sus comedias originales. Las actuaciones son correctas, como siempre lo son en sus casos, nada a destacar incluyendo a la polémica Cyrus. No tenemos la novedad que tendríamos si fuera su ópera prima, como es evidente, sin embargo si que podemos disfrutar de este caramelo que nos deja para pasar una tarde de domingo.

No, no ha marcado un antes y un después en la televisión,  ni siquiera funciona como serie. Tampoco se acerca a sus mejores momentos ni de lejos. Pero algo es evidente, si te gusta Woody Allen y olvidas que parten las dos horas de metraje por capítulos, te dejarás llevar por esta odisea de liberalismo extremo y neurosis éticas. Si no te gusta, esta no es la mejor oportunidad para redescubrirle. De hecho es bastante probable que nunca sea ese momento ya que seguramente nunca vuelva a alcanzar el nivel que alcanzaba con sus obras más brillantes, pero aún así el brillo emitido y a emitir es suficiente para iluminar la gran pantalla durante muchos años más.


Borja Tamayo Martínez

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