Gillermo del Toro y Chuck Hogan siguen su aventura televisiva adaptando la trilogía literaria que dieron a luz por primera vez en 2009. Sin cosechar unos datos de audiencia desorbitados, la serie se ha asegurado su propia supervivencia otro año más una vez terminada su segunda temporada, y no es para menos. Después de dejarnos con la miel en los labios tras ver como el sol no puede con "el maestro", nuestros héroes se quedaban con la incertidumbre de averiguar como acabar con su enemigo. La nueva tanda prometía y no ha decepcionado.
El director de grandes obras como El laberinto del fauno, comienza regalándonos una secuencia en la que se nos cuenta el origen del villano. Un aperitivo de lo más exquisito para llevarnos al momento en el que nos habían dejado. A diferencia de otros productos en los que nos cuentan como el mundo se va yendo poco a poco al garete como la reciente Fear the walking dead, aquí no hay tiempo para tonterías. El peligro es constante y a pesar de que los personajes ya van mas experimentados, nadie está a salvo. Esto, combinado con una trama de conspiración protagonizada por el viejo rico que quiere vivir para siempre y el segundo del maestro, ese nazi que nos trae la mirada más psicótica de la trama. De este conoceremos más de su pasado, llevándonos a casi empatizar con él, en contraposición a momentos que nos deja sin palabras, angustiándonos a más no poder (esa horrible habitación de hotel se quedará en la memoria de la serie mucho tiempo).
Tal vez no encontremos un objetivo común que desemboca en la season finale como el año pasado, las tramas son más dispersas. Pero aunque nos priven de un final adrenalínico, es cierto que con "el nacido" y las nuevas trayectorias que se han ido tomando (destacar la de Gus), podemos perdonarlo. Tal vez la única pega sea el Occido Lumen, el libro que Setrakian busca sin cesar pero que a base de intentar y fallar acaba siendo ligeramente cargante. Por otro lado hay que decir que sí, la trama en ocasiones roza lo ridículo (¿de verdad nadie se toma realmente en serio lo de unos vampiros sueltos por la ciudad?), pero es algo superficial. No buscamos coherencia constante y que se nos explique el porqué de cada situación. El mundo es así y punto, veamos como se sobrevive a él.
Lo que sin duda me ha repelido desde el minuto 1 es ese cambio de actor de Zach. No solo lo cambian por alguien con capacidades interpretativas, cuanto menos, cuestionables; sino que encima le dan una vuelta de tuerca al personaje. Pasa de ser un niño fuerte y con encanto a un niñato insoportable que está todo el día con cara de querer recibir un buen y merecido guantazo. Si bien la historia de la madre y los niños araña tiene gancho, queda ensombrecida por este odioso personaje.
Una segunda temporada a la altura de las expectativas. Queríamos más strigois y los tenemos. Las cosas no se ponen más fáciles, pero se empieza a ver una luz al final del túnel. Esperemos que sepan mantener el nivel y nos conduzcan bien los próximos años, algo que visto lo visto parece bastante factible. Aguardaremos con ganas el regreso, recordando el momento que sin duda no se borrará con facilidad de mis recuerdos: Santiago Segura luchando contra un cazavampiros vestido de luchador de lucha libre. Simplemente exquisito.
Borja Tamayo Martínez
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